jueves, 14 de julio de 2011

La especialización en el bachillerato. Parte tres: La difícil decisión coaccionada. Por: Aylen Díaz García

Bachillerato es sinónimo de elegir cosas, proyectos, aspiraciones que en definitiva determinan buena parte del futuro del joven estudiante.
Al finalizar el 3° año de bachillerato el estudiante se enfrentará con la decisión acerca de si obtendrá una mención en humanidades o ciencias. Esta decisión, como vimos en las anteriores entregas, esta determinada por algunos factores que de ella una decisión pragmáticamente fácil, pero éticamente difícil. Digo que pragmáticamente fácil porque como dije en la parte dos de este artículo lo mercantil es definitivamente determinante sobre esta decisión; y digo éticamente difícil porque el estudiante puede enfrentarse a contradicciones entre sus verdaderos intereses y vocaciones y la necesidad de satisfacer esas ansias de lucro y consumismo propias de nuestra sociedad.

En definitiva considero que esta es una decisión coaccionada por todos los flancos; por un lado estarán los padres que generalmente presionan al estudiante a optar una opción que implique mejorar su calidad de vida. Por otro lado la presión de los compañeros de clases, recordemos que esta es una etapa sumamente vulnerable porque se trata de adolescentes generalmente dependientes de su entorno social, que en este momento está conformado fundamentalmente por sus compañeros de estudio. Además está la coacción que implica el propio interés de mejorar sus condiciones de vida, lo que puede llevar a un joven a elegir una opción u otra en bachillerato y posteriormente una carrera u otra en la universidad a partir del lucro que está promete significar en el futuro.

En fin una decisión bastante coaccionada que es contradictoria con el principio liberador y de amor por el conocimiento y la búsqueda de verdades. El joven estudiante no tiene la opción de ser libre y estudiar porque quiere y lo que quiere, sino que tiene que ceñirse a lo que “le conviene”.

Esta educación simplemente no sirve, en mi opinión. Necesario es transformarla, supeditarla a los verdaderos intereses del estudiante y deslindarla de toda coacción económica o de estatus social. Es un largo y difícil camino, pero abrir este debate, tan poco hablado, es un comienzo.

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