lunes, 11 de julio de 2011

Bajo Mi Propia Voluntad diré que la educación ha de morir

     En lo particular no me gusta empezar por estar explicando el título de este ensayo, pero “Bajo Mi Propia Voluntad” representa lo que viví en la carrera de sociología, en la viajadera de aquí y allá, del oficio de tomar fotografía, de caminar, del metro, en fin, el día a día. Es una visión de distintas facetas de la educación y una aproximación un poco fatalista de todo este sistema que a veces nos corrompe lo corrompemos.

   Bajo Mi Propia Voluntad diré que la educación ha de morir

Educación.
(Del lat. educatĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de educar.
2. f. Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes.
3. f. Instrucción por medio de la acción docente.
4. f. Cortesía, urbanidad.
(Real Academia Española)

Muerte.
(Del lat. mors, mortis).
1. f. Cesación o término de la vida.
2. f. En el pensamiento tradicional, separación del cuerpo y el alma.
3. f. muerte que se causa con violencia. Lo condenaron por la muerte de un vecino.
4. f. Figura del esqueleto humano como símbolo de la muerte. Suele llevar una guadaña.
5. f. Destrucción, aniquilamiento, ruina. La muerte de un imperio.
(Real Academia Española)

    Si, esto de estar definiendo palabras por palabras es algo medio fastidioso, pero bueno, alguien lo tiene que hacer (eso creo) todo para que el lector aborde un poco el tema. La educación, específicamente la universitaria, de los 5 años y algo que llevo en la carrera, los últimos 12 meses, la universidad (caso la UCV) ha tenido un agonizante recorrido, paro, recontra paros, conflictos, deudas, “profesores” que se hacen llamar profesores, caos, en fin, lo más cercano a la destrucción. Ya nadie tiene la razón, ya la educación universitaria se ha vuelto algo que realmente no lo sé, pero lo que se está viviendo es un desencantamiento de todo, cuando digo de todo, es TODO, ya el estudiante ha perdido la voluntad de aprender o de ir a clases, (o ambas) el profesor ha perdido las ganas de enseñar, el empleado de las 8 horas reglamentaria solo trabaja 5 o menos, esta situación esta crítica, esto ha de morir.

   La Universidad no padece una crisis más, sino la amenaza de su desaparición. Ha sido quebrantada en sus bases académicas y científicas; en su labor de difundir la cultura. Se introdujeron en si vida misma las corrientes irracionales más destructiva de nuestra época: la calumnia, la injuria; el calificativo despectivo como réplica a los argumentos… Los jóvenes ha renunciado a su derecho a estudiar y los profesores, a su deber de enseñar (García: 98, 1973)


   Cuando nombro mucho la palabra “muerte” no lo digo en forma trágica, negativa o “mala vibra”, simplemente a veces hay que tener convicción que ella misma es la que va sacar a la universidad de este rollo que andamos metido, pero antes que suceda esto, hay que llevarlos a todos (profesor, empleado, estudiante, jardinero, político, etc) a un gran terrero (puede ser el estadio Olímpico de la UCV) y que la batalla comience, entre ideas, golpes, manotazos, sangre y sobre honestidad(si es que la existe), y que gane el mejor, así creo que nos quitaremos un gran peso encima en la universidad, el peso a quien tiene la razón o la verdad.

   O esta la segunda tesis, que a lo mejor de esta batalla campal salga lo que realmente necesita la universidad o mejor aún se termina unificando las ideas (cosa que veo muy difícil) y salga de este atolladero que se está viviendo. Como en la película de The Wall se cae esa gran muralla, que desde mi punto de vista representa tantas cosas y esta la muerte, así debe pasar en la universidad, en la educación en general, que se derriben tanta fantasmas en nuestras cabezas, en nuestras acciones, en la forma de enseñar, de la forma de gobernar, de muchas cosas, pero como dije arriba, este proceso es largo, será que habrá que esperar o empezar así sea con un pequeño martillo y darle a ese Muro hasta que al menos se haga un pequeño hueco.

GERMÁN FLORES

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